domingo, 3 de mayo de 2020

El retrato de Dorian Gray - Frases y aforismos



El retrato de Dorian Gray.
Editorial Treviana


La Academia es demasiado grande y demasiado vulgar. Siempre que he ido, o había tanta gente que no he podido ver los cuadros, lo que es un espanto, o había tantos cuadros que no he podido ver a la gente, lo que es aún peor. 

La belleza, la verdadera belleza se acaba donde empieza una expresión intelectual. El intelecto es en sí mismo una forma de exageración, destruye la armonía en cualquier rostro.

Cuando alguien me gusta mucho nunca digo su nombre a nadie, es como perder parte de su persona.

La cosa más corriente se vuelve deliciosa solo con ocultarla. 

Lo único que el matrimonio tiene de encantador es que convierte el engaño continuo en algo absolutamente necesario para ambas partes. 

Puedo creer cualquier cosa con tal de que sea completamente increíble. 

La risa no es en absoluto un mal comienzo para una amistad, y es, desde luego, su mejor final. 

Escojo a mis amigos por su buena presencia, a mis conocidos por su buena reputación y a mis enemigos por su inteligencia. 

No puedo evitar detestar a mis parientes, imagino que se debe al hecho de que no podemos soportar a los que tienen nuestros mismos defectos. 

Las personas me gustan más que los principios, y las personas sin principios me gustan más que nada en el mundo.

Lo que la invención de la pintura al óleo fue para los venecianos, o el rostro de Antinoo para la escultura griega tardía, algún día lo será el rostro de Dorian Gray para mí. 

Un artista debe crear cosas bellas pero no debe poner nada de su propia vida en ellas.

El Genio dura más que la belleza. Eso explica el hecho de que nos tomemos tanta molestia en educarnos a nosotros mismos. 

Las mujeres no saben apreciar la buena presencia, por lo menos las buenas mujeres. 

El objetivo de la vida no es otro que el propio desarrollo, realizar a la perfección la naturaleza individual, para eso hemos venido al mundo cada uno de nosotros. Hoy en día la gente tiene miedo de sí misma. Han olvidado el deber más alto, el deber contraído con uno mismo. Son muy caritativos con los demás, por supuesto, dan de comer al hambriento y visten al pordiosero, pero sus propias almas pasan hambre, y van desnudas. 

La única manera de librarse de la tentación es caer en ella. 

Es en el cerebro, y solo en el cerebro, donde se cometen los grandes pecados del mundo.

La juventud es la única cosa que merece la pena poseer. 

La Belleza es una forma de Genio, más elevada, de hecho, que el mismo Genio, pues no necesita explicación alguna. La Belleza es una de las verdades del mundo, como la luz del sol o la primavera, como el reflejo en las aguas oscuras de esa concha de plata que decimos Luna. Es algo que no se puede poner en duda, su reinado es una ley divina. Convierte en príncipes a quienes la poseen. 

El verdadero misterio del mundo reside en lo visible, y no en lo que no se puede ver. 

¡Siempre! Qué palabra tan atroz, solo con oírla me dan escalofríos. A las mujeres les gusta usarla, y echan a perder todas las historias de amor intentando hacer que perduren eternamente. Además, es una palabra sin sentido alguno. La única diferencia entre un capricho y una pasión para toda la vida es que el capricho dura un poco más. 

Adoro los placeres sencillos. Son el último refugio de los seres complejos. 

El pecado es la única nota de color que queda en la vida moderna.

Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo son, las mujeres mayores quieren ser infieles y no pueden. 

No quiero dinero, sólo la gente que paga sus facturas lo necesita. 

Siempre quiero saberlo todo sobre mis nuevos amigos, y nada sobre los antiguos. 

Puedo soportar la fuerza bruta, pero la razón bruta es completamente inaceptable. Hay algo injusto en su utilización. Es un golpe bajo al intelecto. 

Hay algo terriblemente morboso en el actual sentimiento de simpatía hacia el dolor. Deberíamos simpatizar con el color, con la belleza, con el goce de vivir. Cuanto menos se diga acerca de las miserias de la vida, mucho mejor. 

La humanidad se toma a sí misma demasiado en serio, ése es el pecado original del mundo. Si el hombre de las cavernas hubiera sabido reír, la Historia habría sido bien diferente. 

Para volver a la juventud, simplemente hay que repetir las locuras que uno hizo entonces. 

Hoy en día la mayoría de la gente muere de una especie de rastrero sentido común, y descubren demasiado tarde que de lo único que nunca nos arrepentimos es de los propios errores. 

Nunca hablo mientras escucho música, al menos si la música es buena. Y si la música es mala, es el deber de uno ahogarla en la conversación.

Hoy en día la gente sabe el precio de todo y el valor de nada.

Los hombres se casan porque están cansados, y las mujeres porque son curiosas. Ambos quedan decepcionados. 

Ninguna mujer es un genio. Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen nada que decir, pero lo dicen misteriosamente. Las mujeres representan el triunfo de la materia sobre el espíritu, del mismo modo que los hombres representan el triunfo del espíritu sobre la moral. 

Fundamentalmente, hay dos tipos de mujeres, las que se pintan y las que no. Las mujeres que no se pintan son muy útiles: si quieres tener una buena reputación, ser considerado una persona respetable, simplemente tienes que llevarlas a cenar. Las otras mujeres son tremendamente encantadoras, pero cometen un error, se pintan con la intención de parecer jóvenes. 

Una gran pasión es el privilegio de la gente que no tiene nada que hacer, es para lo único que sirven las clases ociosas de un país. 

Son muchas ls cosas de las que nos desharíamos si no tuviéramos miedo de que otros pudiesen recogerlas. 

Cuanto mayor me hago, Dorian, más profundamente siento que aquello que fue lo suficientemente bueno para nuestros padres, es lo suficientemente malo para nosotros.

Cuando uno está enamorado, siempre empieza por engañarse a sí mismo, y siempre acaba engañando a los demás.

La mayoría de la gente cae en bancarrota después de haber invertido con demasiado empeño en la prosa de la vida. Haberse arruinado con la poesía es un auténtico mérito. 

Siempre hay algo infinitamente mezquino en las tragedias de los demás. 

Nunca nos comprendemos a nosotros mismos, y rara vez comprendemos a los demás. La experiencia no tiene valor ético, es simplemente el nombre que los hombres dan a sus errores. 

Los niños empiezan amando a sus padres. A medida que crecen, los juzgan. Algunas veces los perdonan.

Siempre que un hombre hace algo completamente estúpido, lo hace por los motivos más nobles. 

Las personas poco egoístas son aburridas, carecen de individualidad.

Las clases medias no son modernas. 

Cuando somos felices siempre somos buenos, pero cuando somos buenos no siempre somos felices. 

Para cualquier hombre de cultura, aceptar la norma de su época es la forma más grosera de inmoralidad. 

Los pecados bellos, como las cosas bellas, son privilegio de los ricos. 

Ningún hombre civilizado se arrepiente jamás de un placer, y ningún hombre no civilizado puede llegar a saber jamás lo que el placer es. 

Solo hay dos clases de personas absolutamente fascinantes: las personas que lo saben absolutamente todo, y las que no saben absolutamente nada.

Siempre hay algo ridículo en las emociones de las personas que hemos dejado de amar. 

Las cosas innecesarias son nuestra única necesidad. 

Remordernos tiene algo de voluptuoso. Al inculparnos sentimos que nadie más tiene derecho a hacerlo. Es la confesión, no el sacerdote, la que nos absuelve. 

La única manera que una mujer tiene de reformar a un hombre es aburrirle tanto que llegue a hacerle perder todo interés en la vida. 

Las mujeres aprecian la crueldad, la crueldad más absoluta, más que cualquier otra cosa. Tienen instintos asombrosamente primitivos. Nosotros las hemos emancipado, pero aun así ellas continúan siendo esclavas en busca de su amo, le encanta que las dominen. 

Si no se habla de algo, es que nunca ha sucedido. 

Las devociones que nos nublan la razón encierran un peligro, el peligro de perderlas, no menor que el peligro de conservarlas. 

El arte, más que revelar al artista, nos lo oculta.

Estás hecho para ser adorado.

Me encantan los escándalos de los demás, pero los que hablan de mí no me interesan. Carecen del encanto de la novedad. 

Si un pobre desdichado tiene un vicio, éste se muestra en las arrugas de su boca, o en las bolsas de los párpados, e incluso en la forma de sus manos. 

La juventud sonríe sin razón alguna. Ése es una de sus principales encantos. 

Hay pecados que despliegan una fascinación mayor en el recuerdo que en su misma realización. 

Nadie comete un crimen sin hacer alguna estupidez. 

Tal vez uno nunca se muestre tan natural como cuando tiene que interpretar un papel.

Una de esas mediocridades de mediana edad que tanto abundan en los clubes de Londres, que carecen de enemigos pero a cambio son detestados por sus amigos. 

Es monstruoso que la gente vea por ahí diciendo cosas en contra de uno, y además a sus espaldas, que son completa y absolutamente ciertas. 

Si una mujer vuelve a casarse es porque detestaba a su primer marido. Si un hombre vuelve a casarse, es porque adoraba a su primera mujer. Las mujeres prueban suerte, los hombres arriesgan la suya. 

Las mujeres nos aman por nuestros defectos. Si tenemos los suficientes, nos lo perdonan todo, incluso nuestra inteligencia.

Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer siempre y cuando no la ame. 

Me gustan los hombres que tienen un futuro, y las mujeres que tienen un pasado.

La vida es demasiado breve como para llevar sobre los hombros la carga de los errores ajenos. Cada hombre vive su propia vida, y paga su propio precio por vivirla. La única pena es que haya que pagar tantas veces por una simple falta. De hecho, uno tiene que pagar una y otra vez; en sus tratos con el Destino, el hombre nunca consigue saldar sus cuentas. 

Hemos perdido la facultad de dar nombres bonitos a las cosas. Los nombres lo son todo. Nunca discuto por los hechos, mi única batalla son las palabras. Por dicho motivo odio el realismo vulgar en literatura. Llamar al pan, pan, y al vino, vino, es propio de indigentes espirituales. No se les debería permitir alimentarse de nada más. 

Es mejor ser bello que ser bueno. Pero, por otro lado, no hay nadie tan dispuesto como yo a reconocer que es mejor ser bueno que ser feo. 

La raza representa la supervivencia de los que se abren paso a empujones. 

El escepticismo es el comienzo de la Fe. 

Cada vez que se ama es la única vez que se ha amado. El cambio de objeto no altera la autenticidad de la pasión, simplemente la intensifica. En el mejor de los casos podemos tener una gran experiencia en la vida, y el secreto consiste en reproducir esa experiencia tan a menudo como nos sea posible. 

Las pasiones más fuertes sólo pueden atacar o retroceder; o acaban con la persona, o ellas mismas perecen. Las penas superficiales y los amores superficiales sobreviven; las grandes penas y los grandes amores son devorados por su propia plenitud. 

Llegar a saber algo puede ser fatal. Es la incertidumbre lo que nos fascina. 

Cualquiera puede ser bueno en el campo, allí no hay tentaciones. Por esa razón los que viven fuera de la ciudad son gente sin civilizar. La civilización no es en absoluto algo fácil de adquirir. El hombre sólo tiene dos maneras de alcanzarla, a través de la cultura, o a través de la corrupción. La gente de campo no tiene oportunidad de lo uno ni de lo otro, así que se estanca. 

La muerte y la vulgaridad son lo únicos hechos del siglo diecinueve que no pueden ser explicados. 

La vida conyugal no es más que una costumbre, una mala costumbre, pero cuando se trata de las costumbres, lamentamos la pérdida aun de las peores. Tal vez sea lo que mas lamentemos, son una parte tan esencial de nuestra personalidad… 

El crimen es patrimonio exclusivo de las clases bajas. No se lo reprocho lo más mínimo, imagino que el crimen es para ellas lo que es para nosotros el arte, simplemente una manera de procurarnos sensaciones extraordinarias. 

Uno nunca debería hacer nada que no pueda contar en una sobremesa. 

Las cosas de las que nos sentimos absolutamente seguros nunca son ciertas. 

Haría cualquier cosa por recuperar mi juventud, excepto ejercicio, levantarme temprano o ser respetable. ¡Juventud! No hay nada igual. 

La tragedia de la vejez no es ser viejo, sino joven. 

El Arte no lleva a la acción, más bien aniquila el deseo de actuar. Es absolutamente estéril. Los libros que el mundo tacha de inmorales son libros que le muestran al mundo su propia vergüenza, nada más.