viernes, 24 de noviembre de 2017

El retrato de Dorian Gray


La primera vez que oí hablar de Oscar Wilde fue en una serie británica de los años 70 llamada 'Lillie". Trataba sobre la vida de Lilie Langtry en el Londres decimonónico. A menudo salía un encantador y extravagante escritor que siempre soltaba frases ingeniosas. Incluso recuerdo (no he vuelto a ver la serie) un capítulo que narraba la desgracia de Wilde.


 En 1983 compré "El retrato de Dorian Gray". Entre los subrayados del libro está la célebre frase de Lord Henry "Adoro los placeres sencillos. Son el último refugio de lo complejo". Años después, cuando descubrí a Paul Bowles, la frase se repitió en la película de Bertolucci "El cielo protector". La misma Jane Bowles tituló "Placeres sencillos" un libro de relatos. "Adoro los placeres sencillos" también aparece en la película "Wilde", de Brian Gilbert.

Ha sido ahora, al leer de nuevo la novela en la nueva traducción (sin censura) editada por 'Reino de Cordelia' y traducida por Victoria León, cuando he vuelto a reparar en la frase. Solo que en esta edición aparece justo al revés: "No me gustan los placeres sencillos", eliminando el final "son el último refugio de lo complejo". He comparado las diversas traducciones que tengo. En la edición de Espasa y traducción de Mauro Armiño dice: "Adoro los placeres sencillos. Son el último refugio de los seres complejos". Alberto Laurent tradujo lo siguiente: "Adoro los placeres sencillos. Son el último refugio de lo complejo". En la traducción de José Luis López Muñoz, con prólogo de Luis Antonio de Villena, dice: "Adoro los placeres sencillos. Son el último refugio de las almas complicadas". Una versión en inglés en Internet,  dice: "I don't like simples pleasures". Mi impresión es que en la primera versión de la novela Wilde escribió "no me gustan los placeres sencillos" y que cambió la frase cuando la amplió. 

A continuación las diferentes ediciones del libro que dispongo. Todas constan de 20 capítulos es decir, la ampliación hecha por el propio Wilde, excepto la última edición de Reino de Cordelia, que consta de 13, tal y como Wilde la escribió en un comienzo:



La novela apareció el 20 de junio de 1890 en una revista llamada Lippincott's Monthly Magazine, que se editaba en Inglaterra y Estados Unidos, dividida en 13 capítulos. Wilde había escrito la obra el año anterior, a petición de los editores que le ofrecieron una buena cantidad de dinero. Tardó seis meses en escribirla. Fue tal el éxito que Wilde la corrigió y amplió hasta llegar a veinte capítulos. En 1891 se editó la nueva versión.


Wilde se inspiró en el poeta John Gray (imagen superior) para su personaje de Dorian Gray.  Wilde le llamaba Dorian y mantuvieron una estrecha e íntima amistad. De hecho, Gray fue identificado como el protagonista de El retrato de Dorian Gray. Frank Harris, sin embargo, dijo que "apenas apareció Dorian Gray en librería, unas cuantas personas mal informadas y malévolas fueron repitiendo por todas partes que el héroe epónimo del libro era John Gray -no obstante haber sido Dorian Gray escrito antes de que Oscar hubiese conocido a John Gray, ni oído hablar de él lo más mínimo. No se puede menos de reconocer, sin embargo, que Oscar Wilde tenía en parte la culpa. En la conversación aludía frecuentemente a John Gray como su héroe Dorian. He aquí un ejemplo, entre muchos, de esta actitud de desdeñoso reto que Wilde comenzó a adoptar por esta época, como réplica a los infundios del rencor."

Una de las características de la novela de Wilde es la gran cantidad de aforismos que el lector puede subrayar. Los siguientes están extraídos de mi primera lectura del libro, la traducida por Julio Gómez de la Serna:

 - La única diferencia que hay entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho dura un poco más de tiempo.

 - Adoro los placeres sencillos. Son el último refugio de lo complejo.

 - Los jóvenes quieren ser fieles y no lo son; los viejos quieren ser infieles y no pueden; es todo cuanto puede decirse.

 - Siempre me gusta saber todo lo concerniente a mis nuevos amigos y nada de los antiguos.

- Puedo soportar la fuerza bruta, pero la razón bruta es insoportable. Hay algo injusto en su empleo. Ofende a la inteligencia.

 - Para volver a ser joven no tiene uno más que repetir sus locuras.

 - Hoy día la gente conoce el precio de todo, pero no sabe el valor de nada.

 - Los hombres se casan por cansancio; las mujeres por curiosidad; ambos quedan chasqueados.

 - Ninguna mujer es genial. Las mujeres son un sexo decorativo. No tienen nunca nada que decir, pero lo dicen de un modo encantador. Las mujeres representan el triunfo de la materia sobre la inteligencia, exactamente como los hombres representan el triunfo de la inteligencia sobre las costumbres.

 - Una grande passion es el privilegio de la gente que no tiene nada que hacer.

 - Los que no aman más que una vez en su vida son los verdaderamente superficiales. Lo que ellos llaman su lealtad y su fidelidad lo llamo yo sopor de la costumbre o falta de imaginación en ellos. La fidelidad es a la vida emocional lo que la estabilidad es a la vida intelectual: una simple confesión de fracasos.

 - Hay muchas cosas que abandonaríamos si no temiéramos que otros pudiesen recogerlas.

 - Lo que era bueno para nuestros padres no lo es para nosotros. En arte como en política, les grands-pères ont toujours tort.

 - Cuando está uno enamorado, comienza siempre por engañarse a sí mismo y acaba siempre por engañar a los demás.

 - Los hijos empiezan por amar a sus padres; cuando envejecen los juzgan; algunas veces los perdonan.

 - Cada vez que un hombre hace una cosa claramente estúpida es siempre por los más nobles motivos.

 - Cuando somos dichosos somos siempre buenos; pero cuando somos buenos no siempre somos dichosos.

 - Ser bueno es estar en armonía consigo mismo y no serlo es verse forzado a estar en armonía con los demás.

 - No hay más que dos clases de personas verdaderamente fascinadoras: las que lo saben absolutamente todo y las que no saben absolutamente nada.

 - El secreto de la perenne juventud consiste en no tener nunca una emoción que siente mal.

 - Siempre hay algo ridículo en las emociones de las personas que ha dejado uno de amar.

 - Las cosas innecesarias son las únicas necesarias.

 - Cuando nos censuramos, sentimos que ningún otro tiene derecho a hacerlo. Es la confesión, y no el sacerdote, quien nos da la absolución.

 - ¡Esta terrible memoria de las mujeres! ¡Qué cosa tan aterradora! ¡Y qué absoluto estancamiento intelectual revela! Puede interesar el color de la vida, pero no deben nunca recordarse los detalles. Los detalles son siempre vulgares.

 - El único encanto del pasado está en que es el pasado.

 - La gente superficial es la única que necesita años para desembarazarse de una emoción.

 - Convertirse en el espectador de su propia vida es escapar de los sufrimientos de la vida.

 - En todo placer la crueldad ocupa un lugar.

 - Me agradan los escándalos de los demás, pero los escándalos que me conciernen no me interesan. No tienen el encanto de la novedad.

 - La juventud sonríe sin motivo. Este es uno de sus principales encantos.

 - Odio el realismo vulgar en literatura. Al hombre que llamase azada a una azada debería obligársele a utilizarla. Es para lo único que serviría.

 - Es mejor ser bello que bueno. Pero, por otra parte, no hay nadie tan dispuesto como yo a reconocer que es mejor ser bueno que feo.

 - Cada vez que se ama es la única vez que se ha amado nunca.

 - El secreto de la vida está en repetirla lo más a menudo posible.

 - Lo único horrible que hay en el mundo es el aburrimiento.

 - La base de todo escándalo es una certeza inmoral.

 - La vida conyugal es solamente una costumbre, una mala costumbre. Pero añora uno hasta la pérdida de sus peores costumbres. Quizás éstas son las que se añoran más. Son una parte esencial de la propia personalidad.

 - Todo crimen es vulgar, exactamente lo mismo que toda vulgaridad es un crimen.

 - El crimen pertenece exclusivamente a la clase baja.

 - Cualquier cosa se convierte en un placer cuando se hace demasiado a menudo.

 - No se debe hacer nunca nada que no se pueda contar de sobremesa.

 - Las cosas de las que no está uno absolutamente seguro no son nunca ciertas.

 - Para recobrar mi juventud lo haría todo en el mundo, excepto ejercicio; levantarme temprano o ser respetable.

 - La tragedia de la vejez no consiste en ser viejo, sino en haber sido joven.
Oscar Wilde, frases y aforismos de El Retrato de dorian Gray
El retrato de Dorian Gray
(Edición sin censura, traducción de Victoria León)

  • Solo hay una cosa peor en el mundo que el que hablen de nosotros, y es que no hablen.
  • La Belleza, la verdadera Belleza, termina donde empieza una expresión intelectual. El intelecto es en sí mismo una exageración, y destruye la armonía de cualquier rostro.
  • Un obispo sigue diciendo a los ochenta años lo mismo que le dijeron a él cuando era un muchacho de dieciocho, y en consecuencia su aspecto es siempre absolutamente encantador. 
  • Es mejor no diferenciarse de los que nos rodean. 
  • Cuando alguien me gusta desmesuradamente nunca le digo a nadie su nombre. Me parece como entregar una parte de él.
  • La cosa más común se hace exquisita y deliciosa tan solo con que la ocultemos. 
  • El único encanto del matrimonio consiste en hacer necesaria para ambas partes una vida de desengaño. 
  • Conciencia y cobardía son en realidad lo mismo. 
  • La risa no es un mal comienzo para una amistad, y es el mejor final de todas. 
  • Elijo a mis amigos por su belleza; a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su inteligencia. 
  • Solo los intelectualmente perdidos discuten siempre. 
  • No hay duda de que el Genio perdura más que la Belleza. Eso explica que todos nos tomemos tantas molestias por cultivarnos demasiado. 
  • Lo peor de tener un romance es lo antirrománticos que nos deja después. 
  • Los que son fieles solo conocen del amor los placeres; son los infieles quienes conocen las tragedias del amor. 
  • Las mujeres no aprecian el atractivo. No las buenas mujeres, por lo menos. 
  • La única manera de librarnos de una tentación es rendirnos a ella.
  • La juventud es la única cosa en el mundo que merece la pena poseer.
  • La Belleza es una forma de Genio; en realidad, más elevada que el Genio, pues no necesita explicación. 
  • Solo la gente superficial no juzga por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible. 
  • ¡Siempre! Terrible palabra esa. Me hace templar cada vez que la oigo. Las mujeres son tan aficionadas a usarla…
  • La única diferencia entre el capricho y la pasión de toda una vida es que el capricho dura un poco más. 
  • No me gustan los placeres sencillos… Me pregunto quién fue el que definió al hombre como un animal de raciocinio. Fue la definición más apresurada que se haya dado jamás. El hombre es muchas cosas, pero no racional. 
  • El pecado es el único elemento de color que le queda a la vida moderna.
  • Los jóvenes quieren ser fieles y no lo son. Los viejos quieren ser infieles y no pueden. 
  • Cuando uno oye mala música, es su deber ahogarla con la conversación. 
  • Hoy en día la gente conoce el precio de todo y el valor de nada.
  • Los hombres se casan por cansancio; las mujeres, por curiosidad. Unos y otras acaban decepcionados. 
  • Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen nada que decir, aunque lo digan de una forma encantadora. 
  • Cuando uno está enamorado, siempre empieza por engañarse a sí mismo y termina por engañar a otros. 
  • La gente es muy aficionada a regalar a otros lo que más necesita para sí. 
  • Las clases medias no son modernas. 
  • Solo hay dos clases de personas en verdad fascinantes; la gente que lo sabe absolutamente todo y la gente que no sabe absolutamente nada. 
  • Siempre hay algo ridículo en los sufrimientos de quienes hemos dejado de amar. 
  • Cuando nosotros mismos nos culpamos, sentimos que nadie más tiene derecho a hacerlo.
  • ¡Esa terrible memoria de las mujeres! ¡Qué cosa tan aterradora! ¡Y qué absoluto estancamiento intelectual revela! Uno debería absorber el color de la vida, pero nunca recordar sus detalles. Los detalles son vulgares siempre. 
  • El único encanto del pasado consiste en estar en el pasado. 
  • Las mujeres son encantadoramente artificiales, pero carecen de sentido alguno del arte. 
  • Las mujeres aprecian la crueldad más que ninguna otra cosa. Poseen instintos maravillosamente primitivos. Las hemos liberado, pero siguen siendo esclavas en busca de dueño, aun así. Les encanta ser dominadas. 
  • Los cánones de la buena sociedad son, o deberían ser, los mismos que los cánones del arte. La forma es absolutamente esencial. Debería tener la dignidad de una ceremonia, así como también su irrealidad, y debería combinar la falta de veracidad de una obra dramática romántica con el ingenio y la belleza que hacen encantadoras esas obras. ¿Es la falta de veracidad una cosa tan terrible? No lo creo. No es sino un método por el que podemos multiplicar nuestras personalidades. 
  • Me encantan los escándalos de otros, pero no me interesan los que tratan sobre mí. Carecen del encanto de la novedad. 
  • Los jóvenes sonríen sin razón alguna. Es uno de sus principales encantos. 
  • La muerte y la vulgaridad son los únicos hechos que uno no puede explicar en el siglo XIX. 
  • Por recuperar mi juventud haría cualquier cosa salvo ejercicio, madrugar o ser respetable. 
  • La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino seguir siendo joven. 




El libro fue utilizado como prueba durante el juicio de Wilde. El libro "Paradoja y genio. Aforismos", recoge parte del interrogatorio, y nos da una idea de la brillantez de Wilde:

- Mr. Carson. Esto está extraído de su introducción a Dorian Gray: "Los libros morales o inmorales no existen. Los libros están bien o mal escritos". ¿Expresa eso su opinión?
Oscar Wilde. Mi opinión sobre el arte, sí. 

- Mr. Carson. Entonces, ¿puedo concluir que, con independencia de lo inmoral que pueda ser un libro, si está bien escrito, es, en su opinión, un buen libro?
Oscar Wilde. Sí, si está tan bien escrito como para producir un sentimiento de belleza, el sentimiento más noble del que es capaz un ser humano. Si estuviera mal escrito produciría repugnancia. 

- Mr. Carson. Entonces, ¿un libro bien escrito que exponga opiniones inmorales puede ser un buen libro?
Oscar Wilde. Ninguna obra de arte expone opiniones. Las opiniones pertenecen a los que no son artistas.

- Mr. Carson. ¿Una novela perniciosa puede ser un buen libro?
Oscar Wilde. No sé lo que usted quiere dar a entender con una novela "perniciosa".
Mr. Carson. Pues sugiera que Dorian Gray es susceptible de ser interpretada como tal.
Oscar Wilde. Sólo por brutos e ignorantes. Las opiniones de los filisteos sobre el arte son infinitamente estúpidas. 
Mr. Carson. ¿Una persona ignorante que leyera Dorian Gray podría considerarla así?
Oscar Wilde. Las opiniones artísticas de los ignorantes son inexplicables. A mí sólo me preocupa mi idea del arte. Me importa un comino lo que los demás piensen de él. 
Mr. Carson. ¿La mayoría de la gente encajaría entre los que usted llama filisteos e ignorantes?
Oscar Wilde. He encontrado maravillosas excepciones. 

- Mr. Carson. ¿Cree usted que la mayoría de la gente comparte sus puntos de vista?
Oscar Wilde. Me temo que no están lo suficientemente cultivados. 
Mr. Carson. ¿No están lo suficientemente cultivados para distinguir un buen libro de un mal libro?
Oscar Wilde. Por supuesto que no. 

- Mr. Carson. ¿El cariño y el amor del artista en Dorian Gray podrían inducir a que un individuo corriente pensara que el libro muestra ciertas tendencias?
Oscar Wilde. No sé lo que piensa un individuo corriente. 
Mr. Carson. ¿No ha impedido usted que los individuos corrientes compren su libro?
Oscar Wilde. Nunca les he disuadido. 

- Mr. Carson lee párrafos de Dorian Gray.

Mr. Carson. ¿Quiere usted decir que este párrafo describe los sentimientos naturales de un hombre por otro?
Oscar Wilde. Describiría la influencia producida por una hermosa personalidad. 
Mr. Carson. ¿Por una persona hermosa?
Oscar Wilde. He dicho por una "personalidad hermosa". Puede describirlo como usted quiera. La de Dorian Gray era una personalidad extraordinaria. 

- Mr. Carson. Puedo concluir que usted como artista no ha tenido jamás un sentimiento como el que se describe aquí?
Oscar Wilde. Nunca he permitido que ninguna personalidad dominara mi arte. 

- Mr. Carson. Vayamos frase por frase. "Tengo que admitir que le he adorado con locura". ¿Qué tiene que decir a esto? ¿Alguna vez ha adorado con locura a un joven?
Oscar Wilde. No, no con locura, prefiero el amor, es un sentimiento más elevado. 

Mr. Carson. Dejemos eso y atengámonos al nivel en el que estamos ahora.
Oscar Wilde. Nunca he adorado a nadie excepto a mí mismo.
Mr. Carson. Supongo que cree haber dicho algo muy ingenioso.
Oscar Wilde. En absoluto. 
Mr. Carson. Entonces, ¿no ha tenido jamás esa clase de sentimientos?
Oscar Wilde. No. La idea, siento decirlo, la tomé prestada de Shakespeare; sí, de los sonetos de Shakespeare. 
Mr. Carson. Tengo entendido que ha escrito usted un artículo en el que muestra que los sonetos de Shakespeare indican un vicio contra natura. 
Oscar Wilde. Todo lo contrario; he escrito un artículo para demostrar que no. 

- Mr. Carson. En otro pasaje, Dorian Gray recibe un libro. ¿Era moral ese libro al que usted hace referencia?
Oscar Wilde. No estaba bien escrito, pero me dio una idea. 
Mr. Carson. ¿No sugería el mencionado libro una cierta tendencia?
Oscar Wilde. Me niego a ser interrogado sobre el trabajo de otro artista. Es una impertinencia y una vulgaridad. 

Mr. Carson lee un extracto de El retrato de Dorian Gray relativo a una conversación entre el artista, Basil Hallward y Dorian Gray.

Mr. Carson. ¿No tiene este fragmento una cierta carga de lo que llamaríamos vicio contra natura?
Oscar Wilde. Describe a Dorian Gray como un hombre que ejerce una influencia perniciosa, aunque no hay declaración expresa sobre la naturaleza de esa influencia. Pero en realidad, yo no creo que una persona influya en otra, ni que existan las malas influencias en la vida. 
Mr. Carson. ¿No puede un hombre corromper a un joven?
Oscar Wilde. Creo que no. 
Mr. Carson ¿No hay nada que pueda corromperle?
Oscar Wilde. ¿Se refiere usted entre generaciones distintas?
Mr. Carson. No, señor, me refiero al sentido común. 
Oscar Wilde. Yo no creo que una persona influya en otra. 
Mr. Carson. ¿No cree usted que adular a un joven, en realidad, hacerle el amor, probablemene le corrompería?
Oscar Wilde. No. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario